miércoles, 7 de marzo de 2007

Es como la vida misma

Gran Hermano sin lugar a duda nos ha legado una caterva de estereotipos que realmente no tienen desperdicio. A lo largo de sus múltiples ediciones nos hemos encontrado con la siguientes calañas: prostitutas, homosexuales cocainòmanos, un tumbero, una stripper y demàs hienas.
Es cierto que este cardùmen de gente improductiva roza si se podría decir la marginalidad Desgraciadamente este concepto presenta en la actualidad diversos matices y tintes. Es por eso que se puede hablar de una marginalidad "cool": es de lo más llamativo que por ejemplo un ex presidiario participe de un programa de televisiòn, no por su condición ya esta en todo su derecho a participar sino porque seguramente hace diez años atrás hubiese resultado impensable. Se hubiese acusado al programa de realizar apología al delito, al robo y distintos crìmenes contra la moral y el Pacto de Ginebra. Grandes sofistas como Bernardo Neustadt y Mariano Grondona hubiesen inundado horas y horas de programaciòn en defensa de los intereses del televidente común y de Doña Rosa.

Ahora la pregunta que nos corresponde hacer es ¿por qué la plebe en la actualidad se entusiasma tanto con estos programas?

Seguramente si el ex convicto hubiese degollado a sus abuelos con un saca punta el rechazo hacia su personaje sería masivo. Pero si estuvo preso por querer robar un auto y en LA CASA busca redimir sus pecados para reinsertarse en la sociedad (Rousseau se revuelca en su tumba) pasa a ser objeto de cariño, de afecto y de comprensiòn
Por eso la marginalidad como tantos otros conceptos se sumergen una vez màs en el relativismo y asi obtenemos una marginalidad cool, una marginalidad "Gran Hermano".
En crimen ferpecto se aborrece este concepto y se propone una vuelta a la raìces. Se quiere un Gran Hermano en extremo marginal pero autóctono, donde si hay prostitutas que se cepillen a Mariano Pelufo en el debate, si hay un ex convicto que se levante a la noche con un hacha de doble filo y se la entierre al Osito en el esternón. Basta de caretaje de Palermo Hollywood y de pseudo relativismo. Basta de cachivaches televisivos pro, es hora de mostrar al verdadero marginal argentino, es un empleado común, como la gran mayoría de nuestros compatriotas, sus historias también merecen ser contadas.
Aquí una serie de participantes que de acuerdo a nuestro perfil serian ideales:

Miguel, 57 años, conserje de un albergue transitorio en el Talar de Pacheco. Sus vastas experiencias lo harían un participante mas que interesante. Ha visto gente con frutas y verduras en lugares inhóspitos, le han solicitado màs de 900 juguetes eróticos. Su anécdota favorita es la vez que atendió a Navarro Montoya con un transformista bielorruso.

Fernando, 33 años, trabaja en el peaje de la Ruta 2. Fer es un personaje que esta acostumbrado a cualquier tipo de presión psicológica. En los recambios de quincena durante el verano pasan por día más de 173.000 autos por su diminuto cubículo. Ha soportado temperaturas similares a las desérticas llanuras del Golfo Pérsico. Su único defecto es que perdió los tìmpanos en su segundo día de trabajo. Odia profundamente cualquier tipo de vínculo. Esta medicado desde la primavera de 1997.

Ceci trabaja un call center a comisión. Su sueldo bàsico cubre sus necesidades de higiene básicas: puede comprar un desodorante dove y un jabón blanco federal para lavar la ropa. Para poder acceder a la canasta básica alimenticia Ceci tiene que vender 703 celulares por mes. Sus jornadas de trabajo son similares a las de los pueblos conquistados por el imperio Sacro-Germánico.

Nicolás se recibió de maestro. Trabaja en un colegio municipal de doble escolaridad en Glew. Ha sido golpeado once veces por los papis de los "chicos" por retarlos porque entraban con un semi automático al cole o por marcar como inoportuno que una navaja victorinox no es un útil para actividades practicas.

Marta trabaja de empleada doméstica en lo de los Vazquez Conde, una familia tipo de San Isidro. Todas las mañanas se toma el Sarmiento para poder llegar a su lugar de trabajo. Según su propia estadística la apoyan 217 veces por bimestre. Allì trabaja de 8 de la mañana a 8 de la noche.: plancha, lava, barre, hace las camas. La señora Alicia es a veces considerada con ella y la deja irse un rato antes en Nochebuena para que aproveche a a estar con la familia.